miércoles, 26 de octubre de 2011

Secretos de la Historia del Arte...

     En muchas ocasiones, la Historia del Arte nos suele jugar malas pasadas en la apreciación del arte, especialmente el antiguo. Y es que muchas veces una obra de arte se conserva por criterios bien distintos a los propios de la calidad artística, y eso también vale para la calidad de la copia. Por ejemplo, tendemos a asociar la estética de los tres mil años de historia egipcia, al período de Ramsés II, únicamente porque es de su período que se conservan más grabados y relieves en los cuales basarnos para recrear artísticamente a dicha civilización.
     Un caso paradigmático de esto es el arte plástico griego. Para el profano, pareciera que el gusto plástico de los griegos se vertió exclusivamente en la Escultura y la Arquitectura, esquivando la Pintura. Y nada más lejos de la realidad. Por testimonios de historiadores y escritores, sabemos que existía en la antigua Grecia una floreciente industria pictórica, y la reputación de un pintor como Apeles (siglo IV a.C.) podía ser tan buena como la de un escultor como Praxíteles. Pero desgraciadamente, lo que se han conservado para la posteridad son esculturas y no pinturas, así es que poco sabemos de este arte antiguo griego, como no sea por algunos frescos romanos.

     A su vez, las esculturas griegas tienen su propia historia. Es clásico ver a una escultura como la "Venus de Milo", y a otras más, sin brazos. Pero los griegos no esculpían estatuas sin brazos. Lo que pasa es que, con el saqueo de las ciudades griegas y romanas por los bárbaros, éstos no repararon en destruir todo lo que estuvo a su alcance, incluyendo estatuas...

     Para colmo, en muchos casos no se conservan las estatuas originales, sino en copias romanas, y no tenemos la menor idea de qué tan buenas eran esas copias, respecto de las originales.

     Y lo más llamativo: la visión de una Atenas o una Roma plagada de esculturas de brillante bronce o liso mármol, que las películas de Hollywood han popularizado, es falsa. Esto, porque en el mundo grecorromano la costumbre era PINTAR las esculturas. Lejos de ser ciudades de "gusto clásico", sus esculturas estaban llenas de vivo color. Lo que pasa es que muchas esculturas que sobrevivieron al paso de los siglos, lo hicieron semienterradas o bajo ruinas y escombros, y como es natural, la pátina de pintura se les salió...